Osteomielitis
A la infección de un hueso por un microorganismo patógeno se le denomina osteomielitis. Actualmente la mayoría de osteomielitis suelen ser producidas tras un traumatismo (frecuentemente una fractura abierta), por la complicación de una cirugía o ser producida por una úlcera cutánea. Es una patología eminentemente quirúrgica, extremadamente compleja de erradicar y que constituye un reto terapéutico. Frecuentemente el paciente lleva arrastrando esta infección durante años, sin encontrar una solución y habiendo oído en múltiples ocasiones que la infección de un hueso es “para siempre”. La osteomielitis, en el pasado considerada una enfermedad incurable, al día de hoy puede ser tratada de forma exitosa.
¿Qué es la osteomielitis? La osteomielitis es la infección del tejido óseo producida por un microorganismo patógeno, normalmente una bacteria. Existen dos tipos: la osteomielitis aguda (la clásica en niños) y la osteomielitis crónica (la más frecuente). La presencia de hueso muerto (“secuestro óseo”) y la existencia de un biofilm bacteriano son las características fundamentales de la osteomielitis crónica.
¿Por qué se produce la osteomielitis? La osteomielitis se produce por la llegada de microorganismos patógenos (bacterias) al hueso. En adultos, lo más habitual es que se produzca como consecuencia de una fractura abierta tras una intervención quirúrgica (potenciada por la presencia de placas, tornillos o clavos), o por un defecto cutáneo con exposición ósea (habitual en pacientes diabéticos, con problemas vasculares o con problemas de movilidad). En ocasiones la osteomielitis puede dar la cara habiendo transcurrido meses o incluso años desde la lesión inicial.
¿A qué huesos suele afectar? La osteomielitis puede afectar a cualquier hueso del esqueleto. La tibia suele ser el hueso más afectado, por ser el que más frecuentemente se ve envuelto en traumatismos complejos y por su poca protección de partes blandas. En pacientes diabéticos es muy frecuente la afectación de los huesos del pie.
¿Qué consecuencias puede conllevar no tratarla a tiempo? La osteomielitis puede llegar a causar una gran alteración funcional y social. Es frecuente que el paciente lleve años arrastrando la infección sin encontrar una solución y, posiblemente, habiendo sido sometido a diversas cirugías a lo largo de su vida. Los pacientes suelen oír que la infección de un hueso es “para siempre” pero la osteomielitis, en el pasado considerada una enfermedad incurable, a día de hoy puede ser tratada de forma exitosa y definitiva.
¿Qué síntomas presenta y cómo se diagnostica? La osteomielitis puede presentarse de formas muy diversas y en variados cuadros clínicos, que van desde una infección leve, que solo produce molestias ocasionales al paciente, pasando por ser el motivo de que una fractura no consolide (pseudoartrosis infectada), llegando a poner en peligro la extremidad o incluso la vida del paciente. Como otras infecciones basadas en la existencia de un biofilm bacteriano, en muchas ocasiones la osteomielitis no se acompaña de los signos típicos que todos asociamos a la existencia de una infección: fiebre, enrojecimiento, aumento local de temperatura, etc. Además, es importante tener en cuenta que la piel suele estar afectada (úlceras, fístulas, cicatrices, piel inestable…), y este es un factor fundamental en la perpetuación de la infección. Como decimos, la osteomielitis puede aparecer tras meses o años desde la lesión inicial, haciendo difícil para el paciente establecer la relación causa-efecto con sucesos que pueden haber pasado años atrás.
¿Qué tratamiento requiere? La osteomielitis es una entidad eminentemente quirúrgica. Solo mediante la cirugía podemos curar una infección en el tejido óseo. Es una cirugía compleja que debe ser realizada por cirujanos expertos en este tipo de procedimientos. El tratamiento de la osteomielitis se basa en dos principios que son análogos al tratamiento de los tumores: la eliminación quirúrgica de todo el hueso y tejidos blandos afectados, junto al tratamiento antibiótico (quimioterapia) coadyuvante, local y sistémico, adecuado. En ocasiones, la erradicación de la infección obliga a realizar importantes resecciones de hueso, lo que condiciona la necesidad de procedimientos complejos de reconstrucción.